Producción bovina

La resolución 75 y el precio de la carne

¿Qué relación existe entre la producción bovina y el precio de la carne que repercute en la canasta familiar de los argentinos? Lionel Alisio, director de nuestro Centro de Reproducción Animal, y Javier Lozano, director de nuestros Establecimientos Agropecuarios nos la explican.

La medida de cierre de las exportaciones de carne vacuna según resolución 75 del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca tomada por el gobierno nacional corresponde a una receta ya utilizada y con resultados absolutamente distintos a los esperados.

El gobierno hace referencia a defender la mesa de los argentinos, cuidando el precio de la carne bovina, pero ¿qué otras cuestiones debería tener en cuenta?

Sin duda, las variables de precio internacional de las commodities tienen un impacto en el precio interno de las mismas, pero para palear o menguar ese efecto de suba internacional, la estrategia debería ser favorecer la producción, producir más, con planes nacionales a largo plazo, pensando en mayor oferta tanto para el mercado interno como para el mundo.

La resolución 75 exceptúa a la exportación a través de la cuota Hilton o 481 a Europa, o a través de los cupos otorgados por Estados Unidos y Colombia. Esta excepción apunta al mercado de novillos pesados de cortes valiosos, o sea, afecta a carne de menor valor como es la vaca conserva (flaca) o manufactura (media carne).

Para el productor y toda la cadena de producción, esta medida tiene un impacto absolutamente negativo ya que pierde la previsión de la producción a futuro. Hay que ser conscientes de que el producto que hoy se exporta se comenzó a producir con este fin al menos tres años atrás. Cuando se cambian las reglas del juego mientras se está "jugando el partido" todos salen desfavorecidos.

Esta medida no se verá reflejada en los precios en mostrador, porque el cierre apunta a una categoría que no se consume como cortes, si no que va a la industria para manufactura. Como los costos de producción sin duda subirán, esto se va a trasladar al precio por kilogramo de la carne que paga el consumidor.

Simplificando, si un frigorífico faenaba sin restricciones 1000 animales por día, y por la restricción puede faenar solo 500 para el mercado interno, los costos internos subirán o lo que es aún más grave, puede que tengan que rescindir del personal para esta nueva realidad. Esto es, porque netamente su estructura de costos está pensada para 1000 animales y, al bajar por la restricción, todo se trastoca.

Al productor le ocurre una situación muy parecida, por lo que hoy se encuentra en una situación de total incertidumbre respecto a lo que va a ocurrir a futuro.

A mediano y largo plazo, si se repite la historia, se traducirá en disminución del stock bovino nacional; menor oferta de animales; menor demanda de mano de obra en todos los eslabones de la cadena; y por supuesto, en un contexto inflacionario que vive el país desde hace varias décadas, se podría producir un aumento sostenido de la carne bovina, y con ello, de todas las carnes que componen la mesa de los argentinos.

Por todo esto, consideramos que un plan agropecuario a largo plazo, consensuado por todos los actores que componen la cadena de valor de la carne bovina, pensando en satisfacer la demanda interna con un saldo exportable de alta calidad biológica y trazabilidad, son medidas que sin duda podrían apuntar a mejorar esta situación.

Foto: vaquillonas en el Establecimiento Las Cañitas



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