En el marco del XXVII Encuentro del Estado de la Investigación Educativa que organizó nuestra Facultad de Educación, Facundo Manes disertó sobre el capital mental como principal pilar del desarrollo y la importancia de la calidad educativa.
El reconocido neurólogo argentino resaltó la necesidad de encontrar un paradigma que estimule el crecimiento de nuestro país y ese paradigma es el conocimiento. “Es lo que separa y distingue a los países pobres de los países ricos”, afirmó y lo definió como un paraguas que incluye los cuatro pilares del desarrollo del país. El primero apunta a cuidar el capital mental de los ciudadanos, al que definió como el conjunto de los recursos emocionales y sociales con los que cuenta una persona para desenvolverse en una sociedad, adaptarse al entorno e interactuar con los demás y el medio ambiente. Los demás pilares son la educación, la infraestructura de calidad, y las instituciones fuertes, sólidas y transparentes.
En este contexto aseguró que lo que diferencia a las primeras Universidades del mundo de las últimas es que en las primeras diez de cada diez alumnos quieren cambiar al mundo; y que el capital mental debe ser una política de Estado. “Tenemos herramientas para poder avanzar y un bono demográfico que nos permite esa posibilidad”, indicó. Con ello se refirió a que hoy en nuestro país hay más gente joven que jubilados, que se caracterizan por pertenecer a una clase media intelectual, es decir que es pobre económicamente pero que es rica en conocimiento. Pero aclaró que esta realidad durará hasta el 2035, ese es el tiempo que tenemos para aprovechar y avanzar en este sentido".
Antes de su charla, nos respondió algunas preguntas.
Teniendo en cuenta la importancia del valor del conocimiento, ¿cuál es el papel de la educación en lo que usted llama la sociedad del conocimiento?
Es clave y no solo la educación en la primera infancia y en la adolescencia sino también a lo largo de la vida. Hoy toda la sociedad debe volver a la escuela. No solo los niños y adolescentes deben tener una educación de calidad sino que también los adultos debemos volver a estudiar. El mundo se va transformando, es otro, y tenemos que estar preparados para trabajar y generar ideas en un mundo interconectado sin fronteras basado en el conocimiento.
¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en el desarrollo cognitivo?
Las nuevas tecnologías son fantásticas, nos permiten hacer cosas que todos sabemos pero hay que tener cuidado porque el cambio rápido de tareas afecta la atención y el rendimiento. Nos sentimos más productivos cuando mandamos un texto, chequeamos un mail o hablamos por teléfono en simultáneo; pero en realidad somos menos productivos porque nos estresamos más. Por eso, la tecnología es fantástica pero tenemos que tener cuidado, volver al factor humano, tener tiempo, hacer una cosa por vez, y es muy importante no agotar los recursos cognitivos.
Un libro suyo se llama Cerebro argentino, ¿cómo puede caracterizar el cerebro de los argentinos?
En el libro Usar el cerebro intentamos contar a la sociedad, de manera atractiva sin perder rigor científico, lo que sabe y no sabe la ciencia de cómo funciona la mente. En este otro libro que mencionas intentamos explicar cómo funciona la mente en comunicación, en comunidad, cómo conviven los cerebros y trabajan con los demás cerebros. Hoy sabemos que la gente que nos rodea, las sociedades en las que vivimos, las memorias colectivas, las historias compartidas generan atajos o esquemas mentales, lo sabemos gracias a la neurociencia. Nosotros pensamos, sentimos y decidimos influidos por las historias y las sociedades en las que vivimos. A diferencia del libro anterior, en este invitamos al lector para que piense cuáles son esos atajos y sesgos mentales de los argentinos. Humildemente sugerimos algunos, los argentinos somos solidarios, amigueros pero pensamos más en el corto plazo que en el largo plazo, nos jactamos de la viveza criolla y eso no es bueno. Vamos a ser vivos cuando no tengamos un tercio de pobres en nuestro país.