La Federación Mundial del Corazón, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO, designó el 29 de septiembre como el Día Mundial del Corazón como una estrategia para tener la oportunidad de dar a conocer masivamente las enfermedades cardiovasculares, su prevención, control y tratamiento.
Según el Dr. Raúl J. Barcudi, jefe de servicio de cardiología de la Clínica Reina Fabiola y docente de la Especialización en cardiología de nuestra Facultad de Medicina, las enfermedades cardiovasculares (EC) son la primera causa de muerte en países industrializados. Seguidas por el cáncer (21%), accidentes (5%), neumonías (3%), enfermedad obstructiva crónica (EPOC) (3%), entre otras.
Si bien asegura que el riesgo de muerte por EC es mayor después de los treinta años, recalca la importancia de su prevención durante las primeras etapas de vida. En esta entrevista nos cuenta más sobre sus factores de riesgo y de cómo prevenirla.
¿Qué es una enfermedad cardiovascular?
Las arterias coronarias son vasos sanguíneos que irrigan el corazón para que este cumpla su función a lo largo de la vida. La EC, también llamada arteriosclerosis, es una degeneración progresiva de la parte interna de las arterias, que se acompaña del desarrollo de placas fibrosas calcificadas y de grasa que crecen progresivamente con el paso de los años. Esta situación produce la reducción del calibre arterial y obliga a que la sangre circule lentamente con alta probabilidad de que se formen coágulos (trombos) que pueden ocluir o tapar el paso de la sangre. Si la oclusión es total se produce un infarto; si es parcial pero con importante disminución de la sangre que aporta oxígeno al músculo cardíaco, el individuo puede experimentar dolor en el pecho que se denomina angina de pecho (angor pectoris).
¿Cuándo comienza el desarrollo de la arteriosclerosis?
Comienza en la infancia. Se ha observado en niños de cinco años alteraciones compatibles con arteriosclerosis; por lo tanto se considera que se desarrolla silenciosamente a lo largo de toda la vida. Algunos estudios longitudinales relacionan valores lipídicos en niños y adolescentes con adultos que desarrollan esta enfermedad. Por lo tanto, son muy importantes las campañas informativas y cribados poblacionales (screening) de las dislipidemias y establecer el tratamiento oportuno en adultos jóvenes, especialmente en aquellos que presentan otros factores de riesgo, ya que su efecto es aditivo y multiplicador.
¿Por qué es importante que los jóvenes se controlen y estén al tanto de las estrategias de prevención de esta enfermedad?
Porque son la primera causa de muerte en muchos países. De las muertes cardiovasculares el 55% se produce por enfermedad de las arterias coronarias (EC), el 16% por accidentes cerebrovasculares (ACV), el 31% por hipertensión arterial (HTA) y el 26% por otras causas cardiovasculares.
El riesgo de muerte por EC aumenta dramáticamente a partir de los 35 años de edad en varones y de 45 en las mujeres. Por ejemplo, a los 50 años un hombre tiene 3 veces más probabilidades de morir por EC que a los 30 años, situación que justifica la prevención a edades más tempranas para evitar su desarrollo. En la mujer, en cambio, la protección hormonal propia de la edad reproductiva ejerce efectos preventivos hasta los 45 años.
En este contexto las estrategias preventivas para EC deben iniciarse en las primeras etapas de la vida y prolongarse hasta la ancianidad. De hecho, en función de los datos epidemiológicos, se señala que las estrategias de prevención deberían ser de por vida. De acuerdo a una evaluación de las repercusiones económicas y sociales de la prevención de las EC elaboradas por el National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE) británico, se corrobora que las mismas reducen las desigualdades sociales; permiten el ahorro de costos en términos de problemas cardiovasculares evitados, previenen la aparición de otras enfermedades como el cáncer, la diabetes mellitus tipo 2; optimizan la calidad y la expectativa de vida, y reducen costos por pérdida de productividad y otorgamiento de recursos.
Se ha definido que la prevención y el tratamiento de las EC se relacionan con la disminución de la mortalidad, por eso se requiere una estrategia poblacional que no se limite solo a los individuos de alto riesgo.
¿Cuáles son los factores de riesgo asociados con las EC en la población joven?
La dislipidemia, el colesterol elevado, es la principal causa de EC. También se considera un factor de riesgo la resistencia a la insulina y la diabetes Mellitus tipo 2 (DM2); la obesidad, el estrés y otros factores psicosociales. La American Heart Association (AHA) declaró que la enfermedad bipolar y el desorden depresivo en los adolescentes son factores de riesgo de aterosclerosis antes de los 30 años y de EC prematura.
Un estudio que analizó el riesgo de muerte en Dallas, EEUU, reveló que el más importante es el sedentarismo, “tener muy baja condición física”, luego el tabaquismo, seguido de hipertensión arterial sistólica, colesterol elevado y el sobrepeso.
La OMS reporta que el sedentarismo está entre las 10 causas más importantes de muerte y discapacidad y que los niveles saludables de actividad física en la niñez pueden prevenirlo, inclusive la obesidad infantil y edad adulta.
¿Y qué pasa con el tabaco, el alcohol y la marihuana?
El tabaquismo puede predisponer a infarto agudo de miocardio prematuro posiblemente por la inducción de espasmo en arterias coronarias sanas. Se ha demostrado que la probabilidad de que un joven muera por ACV es dos veces mayor que en no fumadores. Por su parte, los fumadores de 30 años de edad tienen cinco veces más riesgo de ACV que los no fumadores de la misma edad.
El tabaquismo ha sido reportado frecuentemente en paciente coronarios jóvenes, ya que el 96% de éstos fueron fumadores hasta la aparición del evento y esto acumula aterosclerosis coronaria avanzada en individuos jóvenes.
En jóvenes produce disfunción endotelial en arterias sistémicas, modifica el perfil lipídico y se asocia con disminución del espesor íntima-media de la carótida común.
Por su parte, los efectos del alcohol en la salud dependen de la cantidad ingerida y de los patrones de consumo. Es típica la presentación de curva “J”, es decir que el consumo bajo se asocia con disminución de la mortalidad general del 18% y de EC del 30%. Por su parte, el consumo excesivo puede conferir riesgo de EC, asociado al tabaquismo incrementa la tasa de mortalidad.
Con respecto a la marihuana, es más riesgosa de lo que se cree. Suele ser considerara inofensiva en relación con otras conocidas como cocaína, LSD, heroína, anfetaminas y metanfetaminas; sin embargo, nuevos estudios revelan que tienen efectos CV notables, de hecho una investigación francesa revela que fumar marihuana se asocia con la ocurrencia de ACV isquémico en el 17% de los jóvenes adictos. Los usuarios de cannabis eran significativamente jóvenes, de sexo masculino y consumidores de mayores cantidades de tabaco y alcohol que los no usuarios de marihuana como publica el Journal American College of Cardiology.