Con el otoño y el invierno llegan los continuos e inesperados cambios de tiempo que desafían el estado de nuestra salud. En diálogo con Noticias UCC, el profesor y doctor Elías Chamale, jefe de servicio de Clínica Médica de la Clínica Universitaria Reina Fabiola de la UCC, nos da detalles a tener en cuenta en esta época del año.
Respecto a los cambios repentinos y bruscos de clima ¿cómo nos afectan?, ¿qué factores entran en juego e influyen en esta situación?
- En primer lugar, se debe tomar en cuenta el factor estresor que significa el cambio brusco de temperatura por el paso de ambientes climatizados a la intemperie. Además, hay otros aspectos importantes como la circulación de virus estacionales como el de la gripe y el estado de portación de virus respiratorios como el del resfriado común en pacientes con inmunomodulación alterada por el clima. Debemos prestar atención también a la necesidad del aumento de calorías ingeridas y la dificultad en la utilización de esa sobre ingesta calórica por inactividad física.
Otros puntos que debemos considerar son la limitación al recambio de aire ambiente de recintos cerrados para conservar la temperatura y la exposición a dispositivos de calefacción que deberían estar perfectamente chequeados y calibrados.
Por otra parte, hay que tener en cuenta la exposición a gases tóxicos ambientales que precipitan a niveles más bajos formando el famoso smog. Si bien es un factor poco controlable por la complejidad de la sociedad en que vivimos, el incremento del uso de vehículos a combustión aumenta el grado de polución ambiental y la sobre población. Es recomendable desplazarse en horarios en donde las condiciones climáticas sean más favorables.
Conociendo estas condiciones y escenario propio de esta época del año, ¿qué consejos podría darnos?
- Así constituido el escenario invernal, debemos tomar en cuenta algunas recomendaciones generales y específicas:
Primero, en cuanto a la ingesta alimenticia, es claro que estamos ante una necesidad calórica mayor que en el periodo estival. Existe una tendencia a consumir alimentos más calóricos, ricos en grasas e hidratos de carbono, por lo que se recomienda recordar que las frutas, verduras y hortalizas son siempre una fuente de vitaminas y antioxidantes fundamentales para el funcionamiento inmunológico y que no se debe olvidar ingerirlas.
Respecto a la hidratación, la tendencia a ingerir menos agua puede ser un problema en personas con tendencia a los cólicos renoureterales, por eso se debe promover el consumo no menor de dos litros de líquidos diarios. La misma recomendación vale para personas adultas mayores de 60 años para las cuales la sed es un reflejo que se va perdiendo, por eso no deberían guiarse por ella a la hora de mantener la hidratación sino tener presente siempre que deben tomar líquidos.
Caminar, como medida de actividad física en condiciones de seguridad ambiental, siempre es recomendable. Hacer diez mil pasos diarios, lo que se puede controlar con el podómetro de un Smartphone, es la medida que nos saca estadísticamente del estilo de vida sedentaria.
En cuanto a las medidas relacionadas a la aclimatación, es fundamental revisar y chequear con personal técnico especializado los dispositivos de combustión que puedan estar exponiendo la llama al ambiente. La combustión incompleta puede producir el aumento de monóxido de carbono, un gas que es inodoro y que es muy peligroso porque la exposición a este lleva a una hipoxia progresiva que el individuo no identifica y que puede provocar un adormecimiento fatal dada la irreversibilidad con la intoxicación.
Otro aspecto importante es evitar el uso de braseros y siempre mantener los ambientes ventilados; incluso abrir y permitir la renovación del aire durante el día en horas de temperaturas menos agresivas.
Obviamente, debemos recordar que la exposición al frío es un riesgo a la salud, sobre todo en personas con mala condición física. Provoca sequedad de mucosas, enlentecimiento de mecanismos de defensa de las vías respiratorias como el clearance ciliar y, sobre todo, el estrés que constituye una condición de inmunomodulación alterada lo que aumenta las posibilidades de contraer enfermedades virales comunes y estacionales. La condición de estresor del frío predispone a personas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, metabólicas crónicas, cáncer y otras condiciones de riesgo a posibilidades de descompensación e intercurrencias, aumentando su morbimortalidad.
Respecto a la vacuna antigripal doctor, mucha gente está convencida de su importancia pero hay una parte de la sociedad que se resiste a aplicársela y piensa que no es necesaria, ¿qué nos puede decir sobre esta cuestión?
- La prevención para la circulación de virus estacionales y bacterias patógenas respiratorias se hace fundamentalmente con la vacunación antigripal, principalmente en personas de riesgo como embarazadas, niños menores de 5 años, adultos mayores o enfermos cardiovasculares, respiratorios, metabólicos crónicos y personas que sufren de cáncer u otras condiciones de riesgo. También es esencial para personas relacionadas con la atención de la salud y quienes trabajan en atención al público.
Puntualmente, si hablamos de la vacunación antineumocócica, está indicada en adultos mayores y en aquellos que tienen riesgos especiales como los que mencioné recién.
Y, como ya dijimos, debemos remarcar la importancia de la buena alimentación, el descanso y la actividad física regular como factores que mantienen la inmunomodulación en condiciones óptimas, lo que nos protege de esta exposición a noxas infecciosas.
Por último, ¿qué recomendaciones generales haría para aquellos que sienten algunos síntomas de gripe, resfrío u otras complicaciones de la salud que mencionó anteriormente?, ¿es mejor ir a un centro asistencial o pedir un médico a domicilio en caso de que sea posible?
- Debe colaborarse con los sistemas de emergencia médica dando datos exactos y fehacientes al coordinador telefónico, esto es importante porque una utilización inadecuada de recursos deja sin asistencia a personas con reales emergencias médicas que no logran ser asistidas por el colapso de estos sistemas.
En cuanto a personas vulnerables con patologías crónicas o edad avanzada, deben abstenerse de concurrir a lugares donde se concentran enfermos respiratorios, salvo que verdaderamente exista la necesidad, para evitar contagios. Respecto a personas sintomáticas de enfermedades respiratorias agudas, deben realizar reposo domiciliario y evitar la diseminación, sobre todo en ambientes cerrados o muy concurridos como el transporte público, las oficinas, los cines o los centros comerciales, por nombrar algunos.
Un detalle que siempre debemos recordar es que cuando deseemos toser o estornudar tenemos que cubrirnos las vías respiratorias con el pliegue del codo. También es fundamental usar pañuelos descartables y lavarnos frecuentemente las manos y la cara con agua, jabón y alcohol.
¿Alguna otra consideración especial que debemos tener en la época otoñal e invernal?
- Tener presente que es recomendable reprogramar tareas que impliquen innecesariamente agrupamiento de personas durante brotes epidémicos de virus estacionales, en este caso se deben seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias como medidas preventivas. Los profesionales de la salud deben observar la vigilancia epidemiológica en todo momento para poder tener información y realizar políticas centralizadas en salud en caso de contingencias.