En la Argentina hay más de 10 mil personas que esperan un órgano o tejido para trasplante y en Córdoba son alrededor de 950 las que aguardan una oportunidad para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida. Gracias a la denominada "Ley Justina" en estos años se incrementó la cantidad de donantes pero el número de personas en lista de espera se mantiene porque también fue creciendo la cantidad de enfermedades que tienen al trasplante como único tratamiento.
Cada 30 de mayo se realiza un homenaje a las personas que fueron donantes y a sus familiares. En esa fecha del año 1997 nació en la Argentina el primer bebé de una paciente que había recibido un trasplante de hígado en un hospital público. El hecho se consideró emblemático porque ella no solo salvó su vida sino que pudo darla gracias al gesto solidario, desinteresado y altruista de otra persona que donó sus órganos. En el marco de esta conmemoración, dialogamos con nuestro profesor Marcial Angos, director de Ecodaic (Ente Coordinador de Ablación e Implante de Córdoba).
¿Cómo fue evolucionando en los últimos años la cantidad de donantes y trasplantes?
La donación y trasplante es una actividad relativamente joven en la medicina. Concretamente los trasplantes se comenzaron a desarrollar y tuvieron un crecimiento exponencial desde fines del Siglo XX cuando se descubrieron los inmunosupresores. A partir de allí se pudo asegurar que no se produzca el rechazo del órgano, una cuestión que puede suceder a mediano o largo plazo después de un trasplante.
En nuestro país, en la década de los ´90 había una tasa aproximada de siete donantes por millón de población, un número totalmente insuficiente para dar respuesta a las personas en lista de espera. Para revertir esa situación se llevaron a cabo distintas estrategias y programas para fomentar las donaciones y se fueron desarrollando todos los sistemas en las diferentes provincias a través de Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) y sus 24 jurisdicciones (cada provincia tiene una). En Córdoba es Ecodaic.
Córdoba siempre tuvo un desarrollo bastante pionero, entre 1980 y 1990 la tercera parte de los órganos trasplantados en la Argentina se procuraban aquí, sobre todo desde el Hospital de Urgencias. Desde 2003 en adelante se comenzó a instaurar la figura de las y los coordinadores hospitalarios de trasplante, personas capacitadas en el proceso de donación. Allí se dio un salto cualitativo y se duplicaron la cantidad de trasplantes llegando a 14 o 15 donantes por millón de población en el 2010 y 2011. El resultado fue muy bueno, pero seguía siendo insuficiente para dar respuesta a las personas en lista de espera.
¿Cómo puede ayudar en estos casos el marco legal?
El marco legal en Argentina tiene más de 30 años y es muy sólido. Entre 1993-2006 el equipo de salud debía pedir permiso a la familia de la persona fallecida que debía firmar una autorización para la extracción de órganos. En 2006 se sanciona la ley del donante presunto que implicaba que todos somos donantes salvo manifestación en contrario. De todas formas, era necesario preguntarle a la familia en relación a lo que la persona fallecida hubiese elegido en vida y, a raíz de ello, el número de donantes por millón de población no creció.
En noviembre de 2017 fallece Justina Lo Cane, la niña cuya historia conmovió a todo el país mientras esperaba un trasplante cardíaco que nunca llegó. Ella y sus padres lanzaron varias campañas para fomentar las donaciones. La más emblemática fue bajo la consigna: Multiplicate por siete haciendo alusión a que, por cada donante pueden beneficiarse alrededor de siete personas. Pero en 2017 no solo falleció Justina sino también otros 796 argentinos y argentinas en lista de espera. Al año siguiente los papás de Justina, acompañados por organizaciones sociales y no gubernamentales, fueron al congreso con datos concretos tomados en encuestas y en los que quedaba de manifiesto que el 80% de la población de Argentina estaba a favor de la donación. Así fue como en julio de 2018 diputados y senadores votaron por unanimidad la Ley 27.447.
¿Cuál es la clave del éxito de esta ley?
Además de que la ley establece que todas las personas mayores de 18 años somos donantes, salvo que expresamente manifestemos nuestra negativa en el DNI, el hecho de no tener que preguntar sino solamente informar, generó un incremento en la cantidad de donantes. Pasamos de 30 o 40 por mes a tener entre 60 y 80 donantes en toda la Argentina. A fines de 2019 se logró la cifra más alta con casi 20 donantes por millón de población, un número similar a las cifras que tiene la Comunidad Europea. En un principio había más de un 50 % de negativa y luego el número fue bajando y hoy es menos de un 5%.
Aún así, no es suficiente.
¿Qué podría contribuir a mejorar esta situación?
El contexto donde se realiza el proceso de donación es muy complejo porque se trata con una familia cuyo ser querido tiene una muerte repentina. Y ante una mala noticia el primer reflejo del ser humano es negar. Entonces la ley nos ayudó mucho pero lo que más necesitamos es preparar a los equipos de salud.
Estamos trabajando con muchas instituciones, entre ellas la Católica para capacitar a los equipos de salud en poder manejar esta situación con el mejor resultado posible.