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Saludo de Navidad

Publicado el 21/12/2009 en Institucional


Queridos miembros de la comunidad universitaria: Navidad es una fiesta entrañable para los cristianos. Celebramos el nacimiento de Jesús, que vino a manifestarnos con su vida y su palabra que Dios nos ama. Por eso quisiera –como en otras ocasiones- aprovechar la fiesta para compartir con Ustedes algunas reflexiones.

Córdoba, 21 de diciembre de 2009

Queridos miembros de la comunidad universitaria:

Navidad es una fiesta entrañable para los cristianos. Celebramos el nacimiento de Jesús, que vino a manifestarnos con su vida y su palabra que Dios nos ama.

Por eso quisiera –como en otras ocasiones- aprovechar la fiesta para compartir con Ustedes algunas reflexiones.

Más allá de todas las consideraciones que acostumbramos hacer para estas fiestas, más allá de los balances de fin de año, las alegrías y nostalgias, quisiera fijar la mirada en el Pesebre.

En muchas familias aún se conserva la costumbre de armar el pesebre familiar. Los hay de todos tipos. Fundamentalmente están ahí María, José y el Niño. Por eso se hace tanto hincapié en la razón familiar de la Fiesta.

Pero también suelen estar los Pastores y los Magos. Los pastores –según el Evangelio de Lucas- fueron los primeros en creer y acudir al anuncio de la Buena Noticia. Los pastores eran una clase social bastante poco valorada: vivían en los márgenes, se los acusaba de ladrones y deshonestos, iban y venían llevando sus rebaños, eran considerados “marginales”. Ellos son los primeros en acudir, dice el Evangelio de Lucas. Con lo que nos pone de manifiesto que los pobres, los que parecen últimos, pueden ser quienes tengan algo importante para enseñarnos acerca de la Fe. Porque no están tan preocupados en conservar sus posesiones, o en aumentar sus ganancias, son capaces de escuchar y creer el anuncio que les hacen los ángeles, de que “les ha nacido un Salvador”…también pobre y frágil, envuelto en pañales.

Según el evangelio de Mateo también vinieron unos Magos. Aquí es bueno hacer alguna aclaración: el texto no dice en ningún lugar que fueran reyes, ni que fueran tres, ni sus nombres. Sólo dice que eran unos sabios que venían de la tierra de la sabiduría (Oriente). Ellos vienen guiados por su búsqueda de la verdad y de la sabiduría. Van siguiendo su buen saber y entender. Por eso llegan a Jerusalem pensando que si es el rey de los judíos debe nacer en la capital. Es la palabra de la Escritura (que dice que nacerá en Belén) la que corrige su camino y los guía en la última parte de su búsqueda. Y los conduce no a las luces de la gran ciudad, sino a la sombras de un suburbio (eso era Belén, una ciudad situada a 8 km de Jerusalem). Allí vuelven a descubrir la luz de la Estrella y llegan hasta el Niño –que es la Sabiduría encarnada según Mateo- y le ofrecen sus regalos.

Lo cierto es que ambas tradiciones se juntan en el pesebre familiar: la de Lucas, los pastores, los pobres; junto con la de Mateo, los sabios, los que buscan la verdad. Los dos se encuentran allí frente al Niño. Y perseveran a lo largo de los años en nuestros pesebres.

Cada uno –pastores y sabios- llega por su camino y vuelve después de la experiencia de otra manera. Dice Mateo que los sabios luego del encuentro y de su ofrenda volvieron a su tierra por otro camino. Después de encontrarse con Jesús, la vida ya no fue lo mismo.

Los pastores volvieron llenos de alegría “alabando y glorificando a Dios” –dice Lucas-. Tampoco fue lo mismo: la vida tiene otro sentido. Dios está con nosotros.

Tal vez el pesebre –ese lugar de encuentro entre sabios, buscadores de la verdad y los pobres- pueda inspirarnos a nosotros universitarios en esta Navidad. Y pueda invitarnos a hacernos algunas preguntas: Nuestra sabiduría, nuestra ciencia ¿nos acerca a Dios? ¿Nos hermana con los pobres o nos envanece y aísla? ¿Nuestra búsqueda de la verdad nos pone en camino hacia alguna parte, o nos quedamos fijados en lo que ya sabemos, en nuestros prejuicios disciplinares y clasistas? Ese camino de búsqueda del saber ¿se toca en algún momento con el sendero de los pobres, los que quedan excluidos y al margen? ¿Cómo será nuestro pesebre en esta Navidad? ¿Quiénes estarán?

Sería un lindo ejercicio –para quienes comparten la fe cristiana y también un ejercicio imaginario para quienes no- imaginar cómo componer el propio pesebre: ¿quiénes tienen lugar en torno a nuestro pesebre existencial?

A nosotros Universitarios puede venirnos bien preguntarnos si nuestra Universidad es de algún modo Pesebre: espacio que reúne, o intenta reunir, la búsqueda de la verdad con las búsquedas y anhelos de los más pobres. Y si lo hacemos en torno al Niño que nos manifiesta la ternura de Dios para con los hombres y mujeres de cualquier clase o condición.

La Navidad, lo decíamos al comienzo, también es la fiesta de la familia: José, María y el Niño. Es fiesta de Esperanza. Allí en la intimidad de la familia, se gesta la Esperanza para la humanidad.

Que esta Navidad sea una fiesta de Esperanza. Pero una Esperanza abierta para -y con- otros, para –y con- los pobres y los que buscan con sinceridad. Una Esperanza que lo sea para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Que Dios le conceda a cada uno lo que de verdad necesita. Y que puedan sentir su Presencia amorosa en todo momento.

Que tengan una muy feliz Navidad y un muy buen comienzo de año.

Con cariño.

P. Rafael Velasco, sj
Rector

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