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En el marco de una charla que dictó el cónsul en nuestra Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, lo entrevistamos para conocer un poco más sobre este país que después de sufrir ocupaciones externas y ser escenario de grandes guerras hoy se considera como uno de los países con mayor desarrollo económico del mundo.
P- Hace 30 años se implementó en Vietnam una reforma económica y política llamada Renovación, Doi Moi en vietnamita. ¿Podría decirse que se trata de una economía de mercado con orientación socialista? ¿En qué consiste y cómo se aplica?
R- Es una buena pregunta que no todos somos capaces de responder. Intentaré de dar detalles sobre cómo funciona este mecanismo. Comenzamos a aplicarla a partir del año 1986. Luego de la victoria contra la invasión extranjera en el ´75 comenzamos a reconstruir un país devastado por las consecuentes guerras a partir de las cenizas de guerra. Primero intentamos levantarlo al estilo soviético pero no tuvo efectos positivos sino todo lo contrario, empeoró la economía nacional y la vida de los ciudadanos. A partir de 1986 se vio la necesidad de renovar, en el sentido de cambiar, de transformar la economía centralizada y planificada y regida totalmente por el Estado que no permitía la propiedad privada en la producción nacional. Entonces se comenzó a abrir la puerta para que todos los sectores puedan participar en la actividad productiva. Pero esta iniciativa fue una teoría hasta el año ´95 en que se liberaron las fuerzas de producción, ese fue el objetivo de la renovación. Comenzamos a reconocer la propiedad privada y a creer en las inversiones extranjeras, pero a todo esto se agrega una orientación socialista porque no se trata de una economía de mercado de manera tradicional sino de una economía de mercado con orientación socialista.
Le Thanh Xuan, Cónsul de Vietnam en Argentina.
P- ¿En qué consiste esta orientación?
R- Tratamos de evitar los segmentos negativos de aplicación de una economía de mercado como es la desigualdad y la exclusión social. De esta manera se da el respaldo para que el aumento de la producción y de la riqueza sea igualitario.
P- ¿Lo han logrado?
R- Si. Esta apuesta a una economía de mercado ha dado motivación a la gente para trabajar y a participar en la actividad productiva. Porque con la economía centralizada no se motivaba, al contrario, desalentaba la cultura del trabajo. Se trata de un mecanismo que permite impulsar y motivar pero buscando que el reparto sea igualitario.
P- ¿Qué ha sido lo más difícil de este desafío?
R- Por un lado nunca tuvimos ninguna experiencia de cómo desarrollar una economía de mercado, y por el otro, veníamos de una sociedad distinta. En el año 45 todavía se caracterizaba por ser una sociedad semi feudal entonces las relaciones entre las fuerzas de trabajo se desarrollaban de otra manera. Entonces a la destrucción económica y social que dejó la guerra se sumaba la cultura. Ese fue el desafío: ver cómo proceder para apuntar a lo productivo y al libre mercado cuando las relaciones sociales se regían por otras reglas distintas de los países capitalistas desarrollados. Eso fue lo que chocó un poco con la mentalidad tradicional de los vietnamitas. Fue costoso cambiar la mentalidad.
P- En este modelo la propiedad privada tanto individual como colectiva es legal pero no hay propiedad privada de la tierra, ya que –según la Constitución- pertenece al pueblo y es administrada por el Estado. ¿Cómo funciona esta modalidad?¿Cómo se organiza el uso de la tierra?
R- Vietnam es un país agrícola, el 60% de su población son campesinos y la herramienta de trabajo es la tierra. Por eso la tierra es una cuestión importante y muy sensible en nuestra sociedad. La clase campesina ha sido y sigue siendo la protagonista de todo el proceso revolucionario que se ha producido en el país porque fueron ellos los que se levantaron y lucharon contra las invasiones extranjeras. Entonces ¿a quién se debe proteger? A los campesinos.
P- ¿Cómo funciona? ¿A través contratos, de arriendos?
R- Si, el Estado concede la tierra a los campesinos y hace el reparto de manera igualitaria. Se distribuye la tierra por cabeza de ciudadanos que, mientras cultivan y cosechan, no deben pagar impuestos. Tienen el derecho de decidir qué cultivar. La clase trabajadora es la más vulnerable, la que tiene menos oportunidades para desarrollarse por eso el Estado le da prioridad a la clase campesina; hace más de diez años que no paga impuestos.
P- A 40 años del fin de las guerras de Indochina y de Vietnam, ¿cuáles son las consecuencias que todavía están pagando o sufriendo los vietnamitas?
R- Las consecuencias son muy duras y están presentes hasta hoy. Según datos actualizados son alrededor de 4 millones los muertos por causa de la guerra. Antes de la contienda con los norteamericanos tuvimos que enfrentar otra invasión durante un siglo, la ocupación japonesa durante la segunda guerra mundial y a fines de los 70 el enfrentamiento con los chinos. Es un país que durante varias generaciones ha estado en guerra, y dentro del territorio que es algo que marca diferencias. Alrededor de 3 millones de personas han quedado afectadas por el exfoliante tóxico, el conocido agente naranja, lo cual ha dejado como saldo cantidades de personas discapacitadas, lo que, a su vez, supone mucha inversión por parte del Estado. El 30% de las regiones forestales han quedado totalmente destruidas, por lo que se perdió la capacidad de producir en esa tierra. También siguen todavía latentes las amenazas de bombas por detonar, riesgo que ya ha matado a 40 mil personas. De hecho, hace algunas semanas explotó una en la ciudad capital y mató a diez personas. Por otro lado, la guerra ha dejado una grieta social porque una parte de la población colaboró con los norteamericanos. Esto ha generado divisiones que va a demandar tiempo y esfuerzo para sanar.
P- En cuanto a su política exterior, Vietnam fue colonia de China, luego de Francia, durante la segunda guerra mundial estuvo ocupado por Japón y, como si eso fuera poco, fue el escenario de la conocida guerra entre el Norte y el Sur con los apoyos de los líderes de la guerra fría. ¿Cómo es hoy la relación entre Vietnam y el mundo, y en particular con China, Estados Unidos y la Unión Europea?
R- Excelente. Después del bloqueo que duró hasta el 94, partimos de la idea de cómo movilizar los recursos materiales para poder aumentar la producción natural. En un mundo cada vez más globalizado no podemos quedarnos afuera de la avalancha del desarrollo mundial, por eso tuvimos que pensar en cómo integrarnos e insertarnos en la comunidad internacional. Entonces apuntamos al diálogo y a la negociación con los chinos primero, en el 91, con Estados Unidos en el 94 y un año después ingresamos a la Asean, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Esto marcó un hito importante en nuestra política exterior, a partir del cual comenzamos a despegar con mayor velocidad y a conectarnos con la comunidad internacional a través de acuerdos de libre comercio. Tenemos 12 convenios multilaterales lo cual es muy importante para nosotros poder insertarnos.
P- ¿Cuáles son los productos más representativos de la economía vietnamita?
R- Nuestros fuertes son, en orden de importancia, el alimento agrícola, la energía, y la industria textil y de calzado.
P- En la actualidad su economía es una de las de más rápido crecimiento del mundo. Pero ¿cómo es su situación interna en cuanto a igualdad de ingresos, salud, educación?
La calidad de vida ha cambiado notablemente. A fines de los 40 el 95% de la población era pobre. Varios años después esa cifra bajó a 9%.
P- Con respecto a la educación, el desempeño de Vietnam en la última prueba PISA -el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE- fue exitosa. ¿A qué factores atribuyen la actual calidad educativa?
R- Esto explica la orientación socialista, es decir, garantizar los derechos básicos de las personas como la educación, la salud, la cultura también. Si pensamos de dónde vienen los recursos humanos que se emplearán en el proceso productivo, se debe ofrecer una buena capacitación y formación educativa. Por eso se le dio mucha importancia. Todavía tenemos muchas limitaciones por lo que aún la educación no puede ser gratuita, pero se ha movilizado al sector empresarial para que participen en el proceso, para que apoyen con su presupuesto al Estado. De todas maneras, el hecho de que los estudiantes también aporten una parte es muy importante porque no solo se trata de un aporte monetario sino también una forma de valorar la educación.
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