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Con el anuncio de la modificación de la Ley Nacional de Sangre N° 22.990 se ha instalado en la agenda ciudadana un debate al respecto que deberá ser analizado en todo su contexto. Esta modificación propone adecuar el cuestionario de donación, estableciendo que “no podrá indagarse sobre la orientación sexual de una persona y esa orientación no podrá considerarse un impedimento genérico para donar”.
Para garantizar la seguridad de las transfusiones, la OMS recomienda tres cuestiones: la correcta indicación de la transfusión, la selección adecuada del donante y la correcta calificación biológica del mismo. Y fija el objetivo que, de aquí a 2020, todos los países obtengan su suministro de sangre de donantes voluntarios no remunerados.
En esta línea, el principal aspecto a considerar durante la selección de los donantes, es evaluar las posibles “situaciones de riego” a las que pudieron haber estado los mismos.
Pero también debe tenerse en cuenta la correcta calificación biológica de la sangre, ya que de una donación se obtienen varios hemocomponentes para transfundir a distintos pacientes, por lo cual los productos derivados de la sangre de una sola donación pueden afectar a múltiples receptores.
La calificación biológica se realiza mediante análisis de laboratorio para detectar distintas infecciones como Chagas, Sífilis, Brucelosis, VIH, Hepatitis B, Hepatitis C y Virus linfotrópicos de células T del Humano. Se trata de técnicas serológicas convencionales pero también existen otras pruebas moleculares que complementan los análisis anteriormente mencionados y se utilizan para aumentar la seguridad transfusional en lo que se refiere puntualmente a la detección de los virus de VIH, Hepatitis B y C.
Estas técnicas moleculares apuntan a acortar el denominado “período de ventana”, que es aquel tiempo que transcurre entre el momento de la infección y la detección posible de marcadores serológicos, y durante el cual, las pruebas convencionales de laboratorio resultan negativas. De esta manera, las pruebas moleculares proporcionan seguridad al suministro de sangre porque ayudan a prevenir las enfermedades transmitidas por transfusiones.
Cabe aclarar que, si bien estas técnicas reducen este periodo de ventana, igualmente seguirá habiendo un tiempo considerable en el que la infección no podrá detectarse. En el caso del VIH, por ejemplo, este tiempo es de 10 días a partir de producida la infección.
En el 2009, la OMS recomendó formalmente su implementación, y, si bien en nuestro país no es legalmente obligatorio, la provincia de Córdoba fue la primera en implementarlo. Hoy, por Resolución Ministerial del 2010 es obligatorio su desarrollo en toda la jurisdicción, lo cual constituye una verdadera fortaleza en materia de seguridad transfusional tanto el subsector público como el privado.
De esta manera, el Laboratorio Central del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba procesa todas las muestras de donantes provenientes de hospitales públicos de capital e interior y monitorea el cumplimiento y desarrollo de esta metodología del subsector privado, el cual concentra la demanda en dos lugares concretos: La Fundación Banco Central de Sangre y el Laboratorio Villabel.
En la Provincia de Córdoba, desde su implementación hasta la actualidad, se han procesado 383.569 muestras de donantes y se han detectado cinco “períodos de ventana”: tres de hepatitis B, uno de hepatitis C y uno de VIH.
Por su parte, la UCC participa de campañas promoviendo la donación voluntaria y regular de los ciudadanos con lo cual se espera generar conciencia y compromiso social teniendo presente que, donando sangre, se pueden salvar vidas.
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