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Rusia y Ucrania

Publicado el 10/03/2022 en Noticias UCC

El conflicto entre Rusia y Ucrania puede interpretarse como una estrategia geopolítica de un proceso que moldea un nuevo sistema internacional. Desde el punto de vista económico, la relevancia de China e India ha originado una franja, también integrada por Rusia, en la que se comparten intereses y valores frente a occidente. Los temas sobre el manejo de la energía y la tecnología parecen tener un rol clave en esta discusión.

En el plano de la energía, EEUU mostró en la última década transformaciones muy significativas. Pasó de ser importador neto de energía, a producir y exportar a partir del desarrollo del shale-gas y shale-oil, que lo ha convertido en un proveedor relevante de gas a la Unión Europea (UE), compitiendo con el gas de Rusia. Al finalizar este conflicto, seguramente EEUU pasará a tener una mayor participación como proveedor de gas a los países de Europa.

El impacto financiero

Este contexto internacional causó impactos inmediatos en las variables económicas. Un contexto marcado por una creciente incertidumbre —que se suma a la originada por la pandemia— que se manifiesta en una muy alta volatilidad, tanto en los mercados financieros como en el precio de los commodities.

Dependiendo de la intensidad y duración del conflicto, este escenario repercutirá en la tasa de crecimiento económico mundial, que el FMI había estimado en un 4.4% a nivel global para 2022, pero que sin duda deberá ser revisada a la baja. La inflación de los países tampoco será inmune en este contexto.

En los mercados financieros, esta incertidumbre arbitrará a favor del oro y del dólar, que son activos de reserva por excelencia, y dificultará el acceso al financiamiento a los países emergentes.

El foco en el mercado energético y las consecuencias para Argentina

El impacto en el mercado energético mundial está en el centro de la discusión. Rusia provee el 35% del gas que consume la UE, lo cual implica una dependencia mutua. El riesgo que Rusia reduzca o corte el suministro disparó el precio internacional de los commodities energéticos.

Este contexto internacional tiene implicancias para la economía argentina. Por un lado, la menor afluencia de capitales hacia los países emergentes tensará aún más las dificultades financieras, tanto del sector público como del sector privado. La asistencia del FMI se torna en esta situación aún más relevante para el país.

El aumento en el precio de la energía, impacta en las cuentas externas y fiscales, a través de la importación, por parte de IEASA, de gas natural licuado (GNL). En el año 2021, Argentina importó u$s1096 mill. de GNL, a un precio promedio de u$s8.33/MMBTU. Sin embargo, si los precios internacionales se mantienen en u$s46/MMBTU, como presenta la actual coyuntura, la importación de GNL en el año 2022 podría ascender a u$s6350 mill. Esto parece inviable para las cuentas fiscales y las reservas del Banco Central.

En el otro plato de la balanza, está la mejora en los términos de intercambio externos, causados por el aumento en el precio de cereales y oleaginosas, que beneficiará las exportaciones del país, y aliviará los impactos negativos de las mayores restricciones financiera, del menor crecimiento económico global y del mayor precio de la energía.


Por José María Rodríguez. Doctor en Ciencias Económicas y profesor de Economía Internacional en la Especialización en Dirección de Organizaciones Públicas.

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