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Sin dudas es uno de los grandes temas del momento. De todos modos, parece constantemente renovarse y mantenerse entre aquellos que preocupan siempre. La violencia en el futbol es en algunos países, y especialmente en el nuestro, tema recurrente. La mayoría lo reconoce como una gran dificultad pero ninguna solución definitiva se vislumbra.
Algunos establecen una relación directa entre pobreza y violencia en el fútbol, pero no parece ser esta una visión acertada. Así lo afirma el docente, antropólogo e investigador del CONICET José Garriga Zucal en una nota publicada en Página 12: “Si creemos que los pobres son los violentos arrancamos de un perjuicio de clase que nos impedirá entender el fenómeno. La violencia no tiene condición social. Relacionar la violencia en el fútbol con la pobreza es un error garrafal”.
Garriga Zucal asegura que “desde que hay fútbol, hay violencia” y que lo que ocurrió es que a medida que los años pasaron “las prácticas violentas adquirieron cada vez más legitimidad”.
Si tomamos como referencia a uno de los protagonistas del fútbol mundial, referente de nuestra selección y actualmente jugador del Barcelona de España, Javier Mascherano se expresó con dolor en ESPN Radio sobre el escandaloso último Boca-River: “La reflexión que tuve fue de una tristeza enorme, pero no por un tema de colores ni del deporte, sino por el país. El fútbol refleja la cultura y nos muestra tal cual somos. Me pone triste que pasen estas cosas en mi país”. Y respecto a la posibilidad de que exista o no una solución, aseveró: “Creo que no aprendimos. Nos seguimos engañando con que esto va a cambiar por un milagro pero si no cambiamos como sociedad, no va a cambiar”.
Por su parte, el antropólogo destacó que entre las acciones a emprender en pos de arribar a una solución “hay que abrir espacios de participación para los hinchas”; está convencido de que “se debe escuchar y empoderar a las personas que asisten a las canchas”. Y aporta una mirada particular respecto a quienes asisten a los espectáculos deportivos y sobre quienes deben mantener el orden en los mismos: “Los espectadores son colocados detrás de vallas, rejas, alambrados y de esta forma se los incita a la transgresión. Muchas veces, la policía es percibida como una barra brava más por la forma en la que confronta con los grupos de hinchas organizados”.
El antropólogo sostiene además que muchos, respecto a quienes generan disturbios en las canchas, “creen que la violencia excluye, y en realidad sucede todo lo contrario”. Apunta que el barra brava “se incluye mediante el uso de la violencia que ejerce”. Argumenta que esto es así ya que “muchas veces es un gestor de soluciones en la zona en la que vive a través del empleo de sus contactos políticos y sociales”.
“Nos hemos acostumbrado a la violencia, se ha naturalizado”
Entrevistada por Noticias UCC, la investigadora y doctora en Ciencias Sociales, Ana Wortman, aportó su visión sobre el tema. Miembro de la red Culturelink con sede en Zagreb (Croacia), del Foro Universitario del MERCOSUR (FOMERCO) y del board Culture, Power and Politics de Latin American Studies Association (LASA), la docente y escritora respondió:
– ¿La violencia es un problema del futbol o es sólo un espacio más en donde se expresa una violencia generalizada y más amplia?
AW - Hay una violencia que es especifica del ámbito del fútbol, de las internas de poder de las instituciones futbolísticas, del dinero que mueve dicha industria, de su relación con la política, del uso que se hace de las barras bravas conformadas por mano de obra desocupada. Dichas barras constituyen mano de obra desocupada y marginal disponible para generar conflictos y debilitamiento del adversario.
En un clásico Boca-River se juega muchísimo dinero de uno y otro lado. Perder este partido supone no participar de campeonatos internacionales y de toda una industria del fútbol vinculada a la prensa, al turismo, a la compra y venta de jugadores. Ya hace algún tiempo que en la Argentina dirigir un club de fútbol tiene rédito político: Macri en Boca, Hugo Moyano en Independiente, Tinelli en San Lorenzo de Almagro y tantos otros.
También la violencia en este deporte se expresa en nichos de violencia marginal, impunidad del poder. Probablemente, si no existieran tantos jóvenes que no estudian ni trabajan no existirían masas en disponibilidad para expresar conflictos de poder. Estos jóvenes son utilizados por el poder para debilitar al adversario de manera perversa.
– ¿Nos hemos acostumbrado a la violencia o nos sigue afectando como sociedad?
– En un plano creo que nos hemos acostumbrado sino se tomarían medidas más fuertes contra las barras bravas. Se ha naturalizado.
– ¿La violencia del futbol se traslada a la sociedad o es al revés?
– Pienso que la violencia del fútbol expresa la impunidad de las disputas de poder y de la falta de controles que la sociedad argentina manifiesta en múltiples planos donde luego hay catástrofes, como fue el caso de Cromañón.
– ¿Por qué la violencia en el futbol se da más a menudo en nuestro país y en esta parte del continente que en otros lugares y ligas?
– Por el lugar de poder que tiene el fútbol en este país en relación a la política y su lugar internacional. Muchos jugadores argentinos participan de equipos internacionales muy reconocidos y es una empresa que mueve también muchísimo dinero. Por eso el Gobierno asumió Fútbol Para Todos como un modo de obtener mayor legitimidad.
– ¿La violencia nace en la tribuna, en la cancha, en las instituciones, en el accionar policial o dónde?, ¿de quién es la responsabilidad?
– Es una combinación de todos esos elementos. Nunca es responsabilidad única de jóvenes marginales.
– ¿Hay más violencia ahora en el deporte o siempre existió?
– Hace rato que hay violencia en el fútbol. Precisamente, en estos días circuló en las redes sociales el recordatorio de cuando murieron muchas personas en la puerta 12 de River hace 4 décadas atrás. Aunque ahora es más cotidiana.
– ¿Qué papel juegan y cuál deben jugar las instituciones deportivas y gubernamentales de nuestro país en este tema?
– Pienso que se deberían sentar los dirigentes de las instituciones deportivas con el control gubernamental y también con la amenaza de las sanciones. En este país hay impunidad también porque nunca hay sanciones reales.
– ¿Qué debe hacer la gente común, el hincha, asistir o no a los estadios?
– La gente común debería dejar de ir a la cancha ante tanta desprotección.
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