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El referente mundial de la Economía Social Stéfano Zamagni, catedrático de la Universidad de Bologna y consultor económico del Vaticano, estuvo en la UCC. En esta entrevista nos cuenta sobre la importancia del concepto de bien común y de su importancia para las economías de los países.
- Uno de sus planteos es que el concepto de bien común fue desapareciendo del lenguaje económico. ¿Cómo sucedió y qué significa para la economía mundial?
- Hasta la mitad del 1800 el concepto y categoría del pensamiento de bien común fue central al discurso económico, moral, de la filosofía y teología moral. Lo que pasó fue que en la segunda parte de ese siglo este concepto desapareció de la discusión económica, aunque permaneció en el de la filosofía moral. ¿Por qué? Tenemos que tener en cuenta que la economía de mercado fue una invención de los franciscanos, del 1300, 1400, siglo del Humanismo, que comenzó en Italia y luego se expandió. Esta economía de mercado es una institución económica del pensamiento de la iglesia. Este es un punto que no muchos conocen. Los franciscanos fueron los primeros economistas y es por eso que la economía de mercado tiene como fin servir el bien común. A partir de la segunda mitad del 1800 se sustituye por otro concepto, el de la utilidad. En este contexto, el discurso económico es el que sirve para ayudar a las personas para aumentar y maximizar la utilidad. Pero hay que tener en cuenta que el utilitarismo es una teoría ética, no económica. Esta es la razón por la cual los economistas olvidaron la palabra bien común. Después, a principios de 1900, luego de la primera guerra mundial se introdujo otro concepto como consecuencia del utilitarismo, que es el bien total. Tenemos que saber que el concepto de PBI fue introducido por primera vez en los años 20 del siglo pasado por razones políticas. Durante la guerra fría, occidente necesitaba demostrar superioridad entonces crearon un número, el PBI, la suma de los valores, bienes y servicios producidos por un país. Ese es el concepto de bien total, que suma mi bien más el tuyo y así. Esa es la razón por la cual todavía hoy se confunden estos términos. El bien total, como dije, es una suma; el bien común es un producto de los bienes individuales. Si un factor que representa el bien de un grupo social o de una persona se nulifica, el producto entero se nulifica. Porque 0 multiplicado por un millón es 0. En cambio, en la suma, 0 más un millón da como resultado un millón. Esto significa que desde la perspectiva del bien común ninguno puede ser excluido, todo el mundo debe ser incluido en el proceso productivo.
- Por eso no es posible cuantificar el bien común
- Claro. Porque no es un número, es un concepto. Esa es la diferencia. Por eso el concepto de razón total tuvo mucho éxito. Si yo digo que la Argentina tuvo este año un bien total de 100 billones puedo hacer comparaciones con otros países. El bien común no es un número, sino una manera de observar la realidad. Está basado en el principio de que cada persona tiene un valor, por eso no es aceptable que alguien sea excluida.
- ¿Cuáles son los principales factores que impiden volver a incorporar este concepto y lograr terminar con la exclusión?
- En el marco tradicional de la teoría económica este problema no se puede resolver, la prueba es que si se pudiera resolver, ya se habría resuelto. El principal factor tiene que ver con el medioambiente porque se trata de un bien común, no es público ni privado y es muy delicado. Segundo, lo que se llama la paradoja de la felicidad. ¿Por qué, año tras año, esto va disminuyendo? Son datos que vienen de los reportes anuales de las Naciones Unidas. Tercero, el terrible aumento de la desigualdad, de la distribución de la riqueza y del ingreso. Es cierto que en el pasado también ha habido desigualdad, pero ¿por qué aumenta año tras año? Este es un problema serio porque es una amenaza al orden social y a la paz. Otro problema es lo que refiere al empleo y a las personas que quedan afuera. Esa nueva categoría social de personas que se ha bautizado como desechos humanos, como la ha llamado el Papa Francisco. Hace referencia a aquellas personas que son excluidas pero que no tienen la perspectiva de ser incluidas. Un excluido es una persona que en este momento se encuentra fuera pero no pierde la perspectiva de que en un futuro podrá insertarse. En cambio, los desechos humanos son quienes se abandonan a las drogas, en las calles. Con respecto al desempleo, es importante observar que nosotros queremos adelantar el proceso de innovación tecnológica pero el mismo lleva a destruir los empleos tradicionales. Esto es lo que se llama la robotización. Palabra húngara que significa literalmente una máquina que se opera a sí misma. La robotización de la economía es un hecho que hoy, no sé en qué medida en la Argentina, pero en muchos países occidentales es tremendo. De esta manera se elimina a los obreros. En el pasado los desempleados luego de algunos años, por más adelanto que hubiera, luego eran vueltos a llamar pero hoy no es así. Ahora los robots producen nuevos robots. Se dice que dentro de diez años va a haber autos o coches que se manejan solos. ¿Qué van a hacer los que trabajan de conductores? Algunos dicen que se debe frenar el progreso, yo no lo creo, no es posible, no es justo pero al mismo tiempo debemos buscar y probar nuevas oportunidades para las personas. Estos son algunos problemas a resolver por lo que es necesario introducir de nuevo en el discurso de la práctica económica el principio de bien común.
- ¿A eso apunta con la economía civil que propone?
- Exacto. La economía civil es la primera sistematización del pensamiento económico antes de la economía política. Primera en el sentido histórico porque en 1753 es el año en que el Estado de Nápoles instituye la primera cátedra al mundo de economía, entonces la ciencia económica empieza en Italia no en Inglaterra como muchos piensan. El paradigma de la economía civil fue el último eslabón de la cadena que empezó el humanismo y la idea básica de la economía civil es la centralidad de la categoría de bien común. Pero como he dicho, a principios de 1800 desapareció y ahora está comenzando a resurgir para solucionar los problemas que he mencionado.
- ¿Por ejemplo?
- Uno puede ser la Sharing economy, la idea de compartir es ligado al bien común. Otro es la finanza socia, que se desarrolla más en los países desarrollados pero el América Latina existen algunos casos. También han surgido nuevas formas de empresas, la benefits corporations, que son iniciativas norteamericanas que comenzaron en 2010 a partir de una nueva forma jurídica. Son empresas que persiguen dos tareas: la ganancia y la utilidad social.
- ¿Entonces podemos ser optimistas y pensar de que se puede revertir esta situación?
- Tenemos que considerar que la economía de mercado solo se puede salvar si hay una biodiversidad, una pluralidad de formas de empresas de acciones. No significa que las empresas tradicionales deban desaparecer pero si debemos tener en cuenta de que no son las únicas. Otro ejemplo son las empresas cooperativas, se están desarrollando en países como Estados Unidos y Canadá. En este sentido, el principio del bien común hoy en día se ha reutilizado como palabra pero también se va a practicar, es una novedad interesante.
- En este contexto, ¿cuál es el papel de la educación en general y de las universidades en particular?
- La tarea de los intelectuales, de los profesores, de las universidades como esta es la de facilitar esta transición. Primero para explicar porqué se produce. En segundo lugar, para facilitar la transición, sin poner obstáculos. En tercer lugar, para garantizar que esta pluralidad de formas de actividades económicas se realice en un marco ordenado para evitar la anarquía, porque algunas veces se produce el caos. Por esta razón, yo pienso que en el futuro las instituciones como esta universidad y muchas otras van a influenciar. Ese es el rol de las universidades. Las universidades argentinas son muy buenas solo que son demasiado técnicas y no alcanza solo con la técnica. Creo que en general las universidades argentinas han sido demasiado pesimistas en sus posibilidades porque se consideraban como escuelas superiores para garantizar trabajo pero el objetivo principal de una universidad es producir cultura, para luego garantizar lo demás.
- ¿Cómo ve esta situación en la Argentina y cómo incide el nuevo gobierno?
- Es delicado porque se trata de un problema cultural. El concepto de bien común existe pero la mayoría, incluidos docentes, no lo entienden. Yo hablo con profesores universitarios de economía y muchos no lo entienden. Es decir, conocen la palabra pero no saben su significado. Creo que se trata de un rechazo cultural. Espero que en el corto plazo puedan abandonar este rechazo, yo creo que este país va a superar el rechazo. Por su parte, si el nuevo gobierno es inteligente debe apoyar este nuevo proceso.
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