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El silencio habla

Publicado el 07/07/2017 en Arte y Cultura

En el marco del Taller de literatura y escritura poética que dicta nuestra área de Arte, la UCC invitó al poeta y filósofo Hugo Mujica para presentar su nuevo libro y leer algunos de sus poemas. En esta entrevista nos cuenta un poco de su interesante historia de vida y de la importancia del silencio y la música en la poesía.

¿Qué es la poesía para Mujica?

Es una expresión, no de lo que es sino de lo que llega a ser. O sea, eso es la creatividad. Yo voy siendo gracias a que voy detrás de las palabras. Creo que básicamente es decir lo que siento que la vida me dice, de lo que aprendo viéndome a mí y lo comparto con otros. Es mi forma de vivir. Algo que me nace, no es algo que decidí. Encontré que era una expresividad que se buscaba decir en mí. Yo vengo de la plástica y después me nació el escribir pero no es nada que me plantee. Yo me siento y sale, cuando sale, pero no es una actitud, una opción.

¿Es tu forma de contar ciertas cosas?

No, contar no. Creo que si supiera qué quisiera contar, lo cuento; pero uno va aprendiendo a medida que lo escribe. No es que uno sabe algo y después lo cuenta. Uno más bien escucha lo que va escribiendo y se entera de eso gracias a que lo creó en ese momento. No es que estaba antes en uno. Es un acontecimiento del lenguaje de uno.

Leyendo tu biografía, no puedo dejar de preguntarte algo que ya debes estar cansado de contar. ¿Cómo fue pasar del movimiento de la psicodelia, Woodstock, de la locura y el ruido, a siete años de silencio y luego ordenarte sacerdote?

¿No te parece coherente? Cuando salís a la calle y hay tanto ruido, ¿qué sentís? Bueno, es lo mismo en grande. Después de vivir tan intensamente creo que también la vida es flujo y reflujo, de repente te das cuenta que eso puede seguir hasta que explotas o podes empezar a anhelar otras cosas, un reflujo de tanta expansión y expresión.

Bueno, eso de llegar a nuestras casas escapando del ruido, lo hacemos todos o casi todos. Pero no dura mucho porque volvemos rápidamente al ruido. Siete años de voto de silencio es bastante más tiempo.

Bueno, yo lo hice en grande, de una manera más mística. Yo viví los '60 en Nueva York y después los siete años de silencio. La vida me tocó así. Pero tampoco es que uno decide tanto, en realidad después marca fechas. Uno juega a tomar decisiones pero más que nada la vida pone cosas y uno elige dentro de eso.

De todas maneras, debe haber habido algo que te llevó a cambiar ese rumbo...

Fue empezar a darme cuenta de que lo que vivíamos en los '60, a fines de la década ya estaba terminado. Terminabas en un pulmotor, volvías al sistema o elegías otra cosa. En esa época venía toda la mística de Oriente. Yo me enganché con eso.

¿Y qué encontraste?

Yo he vivido mi vida como en tres nacimientos. El nacimiento a la vida, que me fue dado junto con mi lengua materna. Luego, a los 19 años me fui a Estados Unidos, literalmente sin nada, y allí tuve que volver a comenzar y conquistar un lenguaje. Después, fue la vida monástica y otro lenguaje que fue el silencio. En el silencio, el silencio habla. Y ahí empecé a tomar nota.

Así fue como empezaste a escribir...

Sí.

¿Qué fue lo primero que escribiste? ¿Te acordás?

Sí, fue un poema que está en Antología. En realidad vi que se ponía el sol tras la ventana, lo anoté y ahí me di cuenta que había nacido a otra expresividad. Dice algo así como "Se pone el sol tras la ventana de la cocina, el té está casi listo". Me di cuenta que yo nacía a otra cosa.

¿Qué es lo que le dirías a aquellos que les gusta escribir?

Que escuchen cincuenta veces las variaciones Goldberg de Bach, una versión 1953 de Glenn Gould. Ahí van a aprender a escuchar.

Aparte del silencio, le das mucha importancia a la música.

La vida es con música para mí. Con la música se aprende a escuchar sin significar, que es lo importante. Porque la escritura es un acto creador, no es un acto conceptual y como es con palabras quedamos enganchados en el significado. La pintura no tiene significado, la música menos. Ahí aprendemos que el arte es otra cosa que decir algo. Para decir algo podemos hacerlo en una novela. En un poema tiene que acontecer un sentido, no algo. Y la música te enseña a escuchar y para escribir tenes que escuchar el lenguaje, no tenes que decirlo. 

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