Luciano Marambio tiene 20 años, es estudiante de Relaciones Internacionales y el año pasado realizó un intercambio académico en la ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara en México. Aquí, nos cuenta parte de su experiencia.
Desde mi adolescencia tenía en mente hacer un intercambio y la oportunidad que buscaba se me presentó a través de una beca AUSJAL.
Si bien siempre pensé en Estados Unidos o Europa, México era el país latinoamericano que más me llamaba la atención y tenía interés en conocer la cultura mexicana de primera mano.
Así fue como me decidí, y después de esta experiencia puedo decir que el lugar no es tan determinante, sino las personas con las que uno transita su intercambio. Además, Latinoamérica tiene mucho para dar, por eso, mi consejo a todos los que aspiren a hacer un intercambio es que la tengan en cuenta y miren a las raíces que tenemos en común.
Estuve en México desde el 7 de agosto hasta el 8 de diciembre y fue una experiencia increíble en todo sentido tanto en lo académico como en lo personal. Además de viajar y conocer un montón de lugares, se trata de involucrarse con otra cultura y otras personas, generar vínculos muy fuertes, no solo con los mexicanos sino con gente de otros países.
Sentarse a dialogar con alguien de otro lugar ya es una experiencia muy interesante porque tienen otro contexto socioeconómico, otra realidad cultural e historia de vida. Estando a tantos kilómetros de tu hogar y tu zona de confort, la gente que te acompaña está en la misma que vos y te hace sentir como en casa.
Respecto a Iteso destacaría su campus. Un espacio inmenso con muchas instancias para la recreación y actividades: gimnasio, biblioteca, librerías, muchísimo espacio verde y un lugar muy amigable para pasar las horas fuera de clases.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue la diferencia entre los niveles de exigencia. Entre las materias que cursaba allá y las que tenía que mantener regulares acá (ocho en total) puedo decir que el nivel de exigencia aquí es mayor. De todas formas, un aspecto a destacar de su manera de cursado es que se distribuyen más las cargas de exigencia para llegar a la nota final. Así, no se le da tanto peso y preponderancia a un examen final, sino que te dan distintas instancias de evaluación: parciales, entrega de trabajos prácticos o tareas. Eso te permite estar más relajado.
Especialmente, como estudiante de Relaciones Internacionales siento que poder realizar un intercambio fue una gran oportunidad, pero recomendaría a cualquiera esta experiencia. Uno crece en todos los aspectos, tanto en lo profesional como en lo personal.
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